José Vasconcelos fue uno de los
pensadores latinoamericanos identificados con el anti-positivismo. Si bien se formó bajo su influencia,
reconoció las limitaciones de imitar la cultura y los valores de la sociedad europea
y norteamericana. Su filosofía se acerca
al idealismo y al espiritualismo que surgieron en el siglo XX como reacción
ante el positivismo que imperó en el siglo anterior. Sus ideales, como los de otros
latinoamericanistas, giran en torno a una unión de los pueblos de América
Latina, y al reconocimiento de una raza mestiza, como una fortaleza de nuestros
países, y no como un símbolo de “barbarie” o de una raza inferior. Vasconcelos fue el autor del lema de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que dice: “Por mi raza hablará
el espíritu”. Sobre Vasconcelos, dice Leopoldo
Zea (1976):
Los pueblos
latinoamericanos tienen también sus cualidades y es sobre ellas que ha de
descansar el futuro de sus pueblos si han de sobrevivir en la pugna que se ha
abierto para someterlos definitivamente.
“¡Cómo deben reír de nuestros desplantes y vanidades latinas estos
fuertes constructores de imperios! Ellos no tienen en la mente el lastre
ciceroniano de la fraseología, ni en la sangre los instintos contradictorios de
la mezcla de razas disímiles; pero cometieron el pecado de destruir esas razas,
en tanto que nosotros las asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y
esperanzas de una misión sin precedente en la historia” (p.170).
Filósofo, escritor, ensayista,
orador, profesor universitario, se graduó como abogado en 1905; fue Rector de
la Universidad Nacional de México, e incluso se postuló a la presidencia de la
República en 1929. Ejerció la docencia
universitaria en Estados Unidos y en Europa.
Fue además Secretario de Educación Pública, desde donde dirigió una
profunda y extensa reforma educativa.
Promovió las artes a través del muralismo con temas indígenas y fue
director de la Biblioteca Nacional (Ocampo López, 2005).
Apunta Lazarín Miranda (2009) que
la filosofía educativa de Vasconcelos fue más allá de enseñar a leer y
escribir; consideraba que tenía que existir una formación humanista de carácter
integral, razón por la que fomentó el establecimiento de bibliotecas e impulsó
las bellas artes en su país. Reforzó lo
que para él eran los fundamentos de la educación nacional: que esta fuera
laica, gratuita y obligatoria. La
educación debía ser además para ambos sexos y para todas las clases
sociales. En el campo artístico,
Vasconcelos estimuló la realización de grandes obras murales, Precisamente, una
obra de Diego Rivera adorna el edificio de la Secretaría de Educación Pública
de México, y fue elaborada a petición de Vasconcelos.
La obra educativa de Vasconcelos
está basada en su consideración de que Latinoamérica debe crear su propia filosofía
y su ciencia. Estaba convencido de que
la educación era la actividad más importante del Estado, y que se educaba
también a través de las artes y de la promoción cultural. Fue secretario de Educación Pública entre
1921 y 1924. Vasconcelos organizó las Misiones Culturales, equipos
interdisciplinarios que iban a las comunidades para educar y brindar una
atención integral, con maestros, trabajadores sociales, artistas y
especialistas en desarrollo infantil. De
ahí nacieron las escuelas normales regionales, y les dio a las escuelas el
carácter de Casas del Pueblo, como centros de actividades culturales.
En palabras de Ocampo López
(2005):
En la historia
de la educación iberoamericana, el humanista y educador José Vasconcelos, es el
filósofo del nacionalismo y de la iberoamericanidad, en un pueblo mestizo
producto del hibridismo de tres pueblos y culturas. En su obra educativa en el primer lustro de
la década de los veinte en México, se propuso hacer de la escuela una casa del
pueblo y del maestro un líder de la comunidad.
Después de la revolución mexicana, Vasconcelos fortaleció la identidad
del país azteca y en su pensamiento y acción educativa se propuso señalar a los
mexicanos y a los iberoamericanos que el estímulo a la educación es el único
camino para superar la crisis nacional y alcanzar la meta del desarrollo y el
progreso de estos países. Su gran
gestión en la Universidad Nacional de México y en la Secretaría de Instrucción
Pública, que lo llevó a elevar el nivel educativo y cultural del pueblo
mexicano, lo convirtió en el ejemplo para los estadistas y educadores en este
pueblo de Iberoamérica que transmite hacia el futuro la esencia de una ‘Raza
Cósmica’, síntesis de la cultura universal (p.159).
No hay comentarios:
Publicar un comentario