martes, 30 de julio de 2013

Pedro Henríquez Ureña



Pedro Henríquez Ureña (1884-1946) fue uno de los más grandes humanistas e intelectuales de América Latina.  Nacido en Santo Domingo, República Dominicana, llegó a ser uno de los eruditos más importantes de las letras latinoamericanas.  Notable ensayista, hábil en el uso de la palabra, viajó por varios países, estableciéndose en México, y más tarde en Argentina, hasta su muerte en este último país.  Henríquez Ureña es considerado, junto con José Vasconcelos, uno de los representantes del anti-positivismo en la primera mitad del siglo XX (Zea, 1976).

En México, contribuyó a la reforma de la Universidad Nacional, con sus ideas acerca de la autonomía que debía tener la universidad frente a los poderes del Estado.  En esos tiempos, el Presidente de la República debía aprobar el nombramiento de las autoridades y los catedráticos de la universidad, ante lo cual Henríquez Ureña veía un peligro para una verdadera auto-determinación y libertad de cátedra en las universidades.  Así, en su discurso “¿Cómo debe el Estado intervenir en la administración universitaria?”, decía Henríquez Ureña:

Por lo que respecta al Poder Ejecutivo, únicamente debería servir de intermediario entre el Congreso y la universidad: aún podría extenderse a resolver conflictos interiores de ésta, cuando su cuerpo directivo no bastara. Pero es innecesario que el Ejecuti­vo nombre a uno siquiera de los profesores o dependientes de la universidad. El personal administrativo debe ser nombrado por el director de cada plantel: el principio está ya aceptado en la Ley Constitutiva de la Escuela de Altos Estudios, cuyo director tiene facultad de nombrar a todos sus empleados. El personal directi­vo y docente debe ser nombrado por el Consejo Universitario, y, para los interinatos, por el solo rector de la universidad (Henríquez Ureña, en Pérez G., 2010, p.104).

Asimismo, Henríquez Ureña defendió siempre el deber que para él tenía el Estado de financiar la educación en todos sus niveles, incluida la educación superior.  Aducía que, aunque no todas las personas llegan a obtener un título universitario, era primordial para todo país formar a los intelectuales que aporten a la transformación de la sociedad desde sus respectivas disciplinas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario